martes, 6 de marzo de 2012


El reloj delante mío, procuro no mirarlo,
ahora no importa la hora,
no he quedado contigo.

Escucho pianos y al camión de la basura,
es una noche más aquí, en la Tierra,
respirando, sintiendo, viviendo.
Recuerdo que mañana algún policía
no tendrá más rutina
que investigar todo lo que haya escrito
 por internet el día anterior,
este poema entre otras cosas.

Vaya trabajo.

Al final por curiosidad miro la hora,
son las 00:40.
Prepararé los poemas del recital del sábado,
luego tomaré leche con cereales
y tal vez me afeite.
Más tarde me iré a dormir sin mirar el reloj
y habré conseguido aguantar un día más
sin tomar rehenes para que la policía me devuelva
todo lo que me robaron por orden de algún fascista.

Vaya trabajo.

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