sábado, 3 de marzo de 2012
Solía ponerme en el balcón horas y horas, observando a los obreros que construían los bloques de delante, yo me enfadaba porque me tababan el paisaje pero hablaba con ellos. Recuerdo al que llamaban "Peña", yo le gritaba cosas y siempre me contestaba, a saber que habrá sido de él...
Siempre tuve la manía de lanzar cosas al vacío y cuando lanzaba unos zapatos o algo importante, Peña avisaba a mi madre y si podía lo rescataba para luego dárselo.
Esta noche lanzo mi alma al vacío y no hay Peña que la devuelva, ya no se puede ver el horizonte desde el balcón donde tanto me gustaba ver el atardecer o leer cuentos hasta dormirme. El cemento lo tapó como cubre el asfalto el infinito de tus ojos que ya no quieren verme.
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Realmente conmovedor.. magnífico el sentimiento que desprende..
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